Dejando ir las cosas
Dejando
ir ciertas cosas no siempre será fácil, pero cuando decides que es tiempo o que
has esperado demasiado tiempo es ahí cuando todas las cosas comienzan a encajar
perfectamente como piezas de rompecabezas.
Hace
tres días regrese de ver a mi hermana, ella vive en la ciudad capital de
Guatemala, y realmente lo que menos quería hacer era volver a mi actual ciudad
de residencia. 20 años tratando de adaptarme al clima y solo pasé 9 días fuera,
y estoy más que desesperada con este calor. Nada que llueve, pero esto es
mínimo comparado con las bendiciones que hemos recibido en los últimos días,
preparando nuestro viaje, hemos logrado vender todo, a un precio por debajo de
lo que pagué por ellas en un inicio como digo, es mínimo con las cosas que
hemos recibido.
Debí
escribir esto hace mucho, encontré un poco de tiempo para terminarlo, han
pasado ya cinco meses desde que se vendieron las cosas y nos mudamos a
Guatemala, no han sido fáciles estos días, sobre todo en lo económico porque
como persona he estado acostumbrada a estar ocupada todo el día, llegar tarde a
casa, y acostarme, ahora es cuando digo que extraño esos días llenos de cosas
por hacer y tareas por entregar, extraño esos días cuando disfrutaba de mi cama
en las noches y me costaba separarme de ella por la mañana. Ahora son otras
rutinas son otras actividades y trato de ser positiva, tener la mente serena y
pensar positivo, que si no tengo trabajo por los momentos es porque hay cosas
en casa que se deben hacer primero.
Sé
que cuando se dejan ir las cosas, todo encaja perfectamente, me he aferrado a
las cosas y pienso que por eso no tengo trabajo, porque tengo las manos llenas,
entonces ¿Cómo puedo agarrar el trabajo que quiero si no dejo ir lo que tengo y
no mucho me aprovecha?
Debo
dejar ir lo material, debo soltarme y confiar en que el Padre me sostendrá en
cualquier momento.
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